Todos necesitamos cinco minutos para nosotros mismos y tú no eres la excepción.
Si crees que ni eso tienes, ¡éste es tu blog!
¿Quién no ha implorado alguna vez cinco pequeños grandes minutillos al oír el despertador por la mañana?
Concédete ese "capricho". Te lo has ganado.
Cinco minutos no ocupan nada y que pueden serlo todo en un momento dado.
Las prisas cotidianas, las tensiones diarias, los agobios por exámenes, la presión del trabajo, la preocupación por los hijos (¡o por los padres!)... Cada uno sabe cuál es el ladrón que le roba el tiempo.
Día tras día, semana tras semana, un mes, otro mes, diez años. Y un día te sientes como una máquina que sólo vive para trabajar y estar para los demás, o como una olla exprés a punto de explotar. Y todos te aconsejan: "tienes que relajarte", "haz yoga", "cuenta hasta diez". Hasta mil, si quieres. Pero tu respuesta siempre es la misma: "No tengo tiempo", porque aún no has descubierto que en realidad ¡SÍ LO TIENES!
"Si tú no buscas el momento, el momento te encuentra a ti". Esto es así desde que se inventó el estrés y otras enfermedades.
"Cinco minutos. Enteros, sólo para mí. No estoy pidiendo tanto. Y es que lo necesito."
No nos hemos parado a pensar que a veces es tan sencillo como ponerse a hacerlo. ¡Así de simple! El horario es cosa de uno mismo. Y los beneficios, inmediatos y numerosos.
A los afortunados que sí tienen tiempo y a los que les están a punto de rebelarse contra el reloj, les recomiendo una película diferente y sorprendente que trata: In time. A los que la vean, les invito a intercambiar impresiones.
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